Era el final de los 90 y, para contextualizar, en España el clima social se crispaba por la entrada en la OTAN; en París fallecía en un trágico accidente de tráfico Diana de Gales; en Buenos Aires, Diego Maradona colgaba las botas en Boca Juniors; en Londres se podía encontrar por primera vez en un estante un ejemplar de un tal Harry Potter; en la radio arrasaban los Back Street Boys y las Spice Girls con Everybody y Wannabe y en los cines se estrenaba un ambicioso proyecto llamado Titanic. Y en ese impás tan lejano, sí, Fernando Belasteguín ya ganaba sus primeros títulos profesionales.
Milán, la última oportunidad de Bela
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