Ocurrió en Roma, en el Major de Italia del pasado mes de julio, y vuelve a suceder en París, en este Major de Francia ahora en septiembre. El calor reclama su protagonismo hasta tal punto que asfixia a los jugadores, afecta a la competición y obliga a la organización a activar el Protocolo de Temperaturas Extremas.
El calor derrite a los jugadores en París: “Tenía 38,5 de temperatura y la tensión muy alta”
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