El suyo ha sido un viaje a ninguna parte. El camino efímero del que empezó fajándose en pequeños escenarios para lograr el éxito, ascender a los grandes pabellones y, una vez tocada la fama, tener que volver a coger la carretera. Una metáfora que es el traje perfecto para la realidad del Campeonato de España de pádel que ha vivido de todo en apenas cuatro temporadas en un roadtrip constante que evidencia la evolución y realidad del pádel federativo en España.