Todo se resuelve en un tie-break. El CMB Mónaco Master decide su final masculina sobre el alambre. Y ocurre lo inesperado, aquello que no entraba en ningún pronóstico. Paciente durante todo el duelo; en verdad, durante toda su carrera, de pronto, Diego Ramos, el jugador con más oficio de los cuatro, aquel con más temple, un jornalero de tajo infinito y mil batallas, se apura y busca un atajo que no toca, una delicia para su rival.